Este MINI quiere viajar desde Norteamérica a Tierra del Fuego, desde Alaska, hasta Argentina. El MINI Countryman Panamericana es una preparación con la que la marca se ha propuesto realizar un viaje en el que conectarán dos puntos separados por 25.750 kilómetros, y una ruta que, según la propia marca, cubriría más de 48.000 kilómetros. Y el objetivo no es otro que demostrar la fiabilidad de los coches híbridos.
El MINI Countryman Panamericana y el S E ALL4 híbrido
Esta preparación de un MINI Countryman se ha basado en la versión híbrida enchufable del crossover británico, con tecnología alemana, del Grupo BMW. Eso significa que bajo el capó esconde un sistema híbrido de 224 CV de potencia, con capacidad para recorrer 40 kilómetros en modo eléctrico puro según cifras oficiales de homologación, que en la práctica, y salvo en condiciones ideales, serán algunos menos.
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Según MINI, no se ha realizado ninguna preparación especial en este coche que vaya más allá de lo que uno esperaría de un vehículo que tiene que recorrer tales distancias.
A bote pronto, destacaríamos sus barras de techo, que se han aprovechado para una rueda de repuesto. Lo cual nos recuerda un handicap de los coches modernos, que en la mayoría de los casos han prescindido de rueda de repuesto completa, e incluso temporal, para ganar espacio en el maletero y reducir peso sustituyéndola por un kit de reparación de pinchazos. Pero obviamente, en un viaje de estas características, no parece prudente confiar en un kit antipinchazos, y en que en decenas de miles de kilómetros, y rutas que transcurrirán fuera del asfalto, no se producirá ningún pinchazo o reventón.
¿Es adecuado un coche híbrido para viajes de larga distancia?
Todo lo demás en este MINI sería de serie, incluyendo