Hace ahora un año, explicamos que la EPA había dado su aprobación a la venta de 67.000 coches diésel Volkswagen en Estados Unidos. En el país americano, los modelos condenados por el Dieselgate se amontonan en enormes campas y espacios reconvertidos en aparcamientos que controla el fabricante alemán.
El problema es que desde 2015 la cantidad de vehículos paralizados ha ascendido a 335.000 unidades, aunque en los últimos tiempos esta cifra se ha recortado hasta 294.000 unidades. Igualmente, son muchos metros cuadrados de terreno que, además, no se vaciarán en un futuro cercano.
Volkswagen tiene 37 instalaciones de este tipo en Estados Unidos: desde un estadio de fútbol de Detroit, pasando por una antigua fábrica de papel de Minnesota, una antigua base aérea naval situada en South Weymouth (Massachusetts) o hasta una extensión de terreno de 54 hectáreas cerca del Aeropuerto Logístico de California del Sur, en el municipio de Victorville, que es fácilmente localizable a vista de pájaro en Google Maps.
Volkswagen mantiene su esperanza de poder volver a vender todos los coches que, de momento, toman el sol mientras esperan su turno para que les rectifiquen el sistema de control de emisiones y sean posteriormente inspeccionados por la administración estadounidense.
Mientras tanto, hay poblaciones afectadas por la proliferación de coches diésel Volkswagen paralizados en improvisados aparcamientos que ya han mostrado su preocupación por los inconvenientes que pueda acarrearles esta situación. Es el caso de South Weymouth, donde ya en verano del año pasado se mostraron preocupados por el tránsito de camiones portavehículos.
Los números de los coches diésel Volkswagen afectados por la paralización en Estados Unidos
Base aérea naval Union Point, South Weymouth (Massachusetts). Imagen: Tom McMahon
335.000 coches recomprados desde 2015
7.400 millones de dólares invertidos (6.000 millones de euros)
13.000 coches revendidos a finales de