A día de hoy, aquella marca de coches que quiere instalarse en China para fabricar y vender allí sus modelos, lo tiene que hacer estableciendo una empresa conjunta con una firma local. La razón que subyace sobre este imperativo legal, radica en lo poco adelantados que están a nivel de ingeniería las firmas chinas. Por esta razón, el sector del automóvil está tan blindado, obligando a las marcas occidentales a firmar estos draconianos acuerdos, para que el socio local pueda hacerse con tecnología de última hornada sin despeinarse.
Esta situación va a ir cambiando de forma progresiva, pues el Presidente de China, Xi Jinping, ha confirmado que va a liberalizar el sector del automóvil en su país. Hasta ahora, el porcentaje de capital que podía tener una empresa extranjera sobre una china era del 50 por ciento, no pudiendo en ningún caso incrementarse. Sin embargo, este mismo año este porcentaje será eliminado en aquellas empresas conjuntas que estén centradas en el desarrollo de vehículos híbridos y eléctricos.
Pero además, este no será el único cambio que se lleve a cabo, pues en el año 2020 el límite de capital social desaparecerá para las empresas conjuntas dedicadas al desarrollo y fabricación de vehículos industriales. Por último, en el año 2022 se dará el último paso, pues será el momento en que desaparecerán todas las restricciones al respecto. De esta forma, aquella firma occidental que esté fabricando sus modelos en China podría adquirir una participación accionarial adicional de la empresa conjunta, llegando a controlar la totalidad del capital si quisiera.
Con esta apertura industrial y de capital, China responde así a las amenazas de Estados Unidos ante la imposición de posibles aranceles a los productos fabricados en el país. Pero además, China se guarda un as bajo la manga, ya que las tres grandes firmas americanas dependen