La rivalidad entre los ingenieros de los fabricantes de deportivos es evidente, está en la propia naturaleza del ingeniero y de las marcas para las que trabajan. Pero eso no significa que se lleven mal. Un buen ejemplo es el de los equipos de ingenieros de Corvette y de Porsche. Si no llega a ser por el equipo del Corvette ZR1, Porsche estaría todavía sin su crono de infarto (6:54.04) para su nuevo 911 GT3 RS.
La anécdota se la contó Olivier Berg, el jefe de proyecto para los Porsche GT, a Motormouth. El Nürburgring no está abierto todo el año y entre las sesiones libres, las sesiones alquiladas por empresas que organizan track days, las competiciones y las sesiones para fabricantes, quedan pocos días al año para que un fabricante pueda hacer rodar su prototipo solo en pista. Y obviamente, hay que reservar ese día con muchísima antelación. Curiosamente, el equipo del Porsche 911 GT3 RS se olvidó de reservar un día para rodar.
Ni cortos ni perezosos, los de Weissach se presentaron los primeros en el circuito y vieron que sus colegas de Corvette habían alquilado el circuito para todo el día. Al igual que Porsche (y muchos otros fabricantes), General Motors tiene casi en permanencia un grupo de ingenieros en la región del Eiffel para el desarrollo de las versiones deportivas de Cadillac y Chevrolet. Todos los ingenieros se conocen y hay buen rollo. Así, los de Corvette accedieron a dejar que los de Porsche pudiesen rodar una hora siempre y cuando pudiesen observar.
Los ingeneiros de Corvette accedieron a dejar que los de Porsche rodasen una hora siempre y cuando pudiesen observar.
Lars Kern fue el primero de los dos pilotos Porsche en salir a pista. En su primera vuelta ya había bajado de los 7 minutos marcando un tiempo