Sabemos que el estado de California ha encabezado siempre la lista de los más combativos en la esfera medioambiental y también que, desde que Donald Trump está al poder, ha buscado mil maneras de acabar con los estándares de emisiones de la era Obama. Ahora parece que el vaso acaba de rebosar tras una gota que llevaba tiempo amenazando con caer.
Tal y como ha informado Reuters, un total de 17 estados de Estados Unidos, incluída California, han demandado a la administración Trump por su empeño en relajar las normas de emisiones de vehículos implementadas por el expresidente Obama.
Una batalla contra la Casa Blanca
Los 17 estados, más el Distrito de Columbia, han presentado una demanda ante el Tribunal de Apelaciones estadounidense después de que la Agencia de Protección Medioambiental (EPA por sus siglas en inglés) declarara en abril «inapropiadas» las normas de emisiones de combustible en Estados Unidos hasta 2025.
Con el gobernador Jerry Brown erigido como estandarte de la defensa del medio ambiente en California, los demócratas dominan el Legislativo, pero necesitan el apoyo de los republicanos para lograr sus objetivos. Ahora demócratas y grupos ecologistas se enfrentan al negacionista (del cambio climático) jefe de la EPA, Scott Pruitt, que no quiere perjudicar a la industria automotriz estadounidense.
Acusan a la EPA de actuar de manera arbitraria y caprichosa, incumpliendo sus propias normas y violando la Ley de Aire Limpio. Bajo esta ley, los fabricantes están obligados a hacer mejoras en los vehículos para alcanzar una eficiencia media de 23 km/l de gasolina para 2025, pero Pruitt considera poco realistas estos objetivos y se propone rebajarlos.
«Esto se trata de salud, se trata de la vida y la muerte», dijo Brown, y añadió que Pruitt y el presidente Donald Trump «quieren que la gente compre más gasolina y cree más contaminación».
Los fabricantes de