La segunda generación del Mazda CX-5 es una evolución del anterior que mantiene los aspectos que han hecho del CX-5 el superventas de Mazda. El Volkswagen Tiguan de segunda generación, por su parte lo cambió todo. ¿Cuál de los dos acertó en esos cambios? Y sobre todo, ¿cuál es mejor para comprar?
Diseño
En términos de diseño, casi todo separa estos dos modelos. El Mazda CX-5 conserva las líneas generales del anterior modelo y el lenguaje de diseño KODO: aparece como una evolución. Las líneas son más tensas son ser rectas, la mirada más felina (faros más finos y estirados) y la calandra mucho más grande, hasta el punto que se une con los faros.
El diseño del Tiguan expresa robustez, especialmnente con el acabado R-Line.
El Volkswagen Tiguan, por su parte, cambió radicalmente. Adopta el nuevo lenguaje de diseño de la marca con líneas rectas y una carrocería llena de aristas. Al final, lo que se pretende es transmitir una sensación de robustez y de producto tecnológico. Si bien el Mazda CX-5 tiene un diseño más orgánico, casi animal, el del Tiguan es digamos aséptico, es una alabanza al triunfo de la máquina.
Dimensiones
Volkswagen Tiguan y Mazda CX-5 tienen prácticamente el mismo tamaño. En ambos casos hablamos de unos SUV de en torno a 4,5 metros de largo por 1,80 m de ancho. Siendo puntillosos, el Mazda CX-5 es 64 mm más largo y 43 mm más alto que el Tiguan. Incluso la distancia entre ejes es similar: 2.700 mm para el Mazda y 2.681 mm para el Volkswagen.
Resumiendo, están en la franja de los SUV grandes del segmento. De hecho, el CX-5 se queda a 15 cm de un Nissan X-Trail de 4.70 m. A título de comparación, un Peugeot 3008 mide 4,45 metros de largo y un