A estas alturas de la película quiero creer que ya nadie piensa que el Renault Espace fue el primer monovolumen en comercializarse; espero que tampoco nadie piense que fue el Chrysler Voyager. Todos sabemos que el primer monovolumen del que se tiene conocimiento es el Alfa Romeo 40 – 60 HP Castagna Aerodinamica de 1913 y, si hablamos del primero fabricado en serie, el Fiat 600 Multipla de 1956, del que se llegaron a fabricar unas 256.000 unidades, aunque el grueso de sus ventas se centró en el mercado italiano.
En lo que respecta al Renault Espace, su primera generación llego al mercado europeo en 1984 y se fabricaron 191.694 unidades. Esto quiere decir que llegó a los concesionarios 28 años más tarde que el Fiat y que se fabricaron casi 75.000 unidades menos. Pero si hay algo que nadie le puede quitar al Renault Espace es el mérito de haber sido el vehículo que realmente dio a conocer el concepto de monovolumen en el mercado europeo y de haber sido el pionero de un boom al que casi todos los fabricantes se unieron y que, dicho sea paso, casi todos los fabricantes han ido abandonando.
El origen del monovolumen moderno: proyecto Kar-a-sutra
Ya en 1972, el diseñador y arquitecto italiano Mario Bellini, en colaboración con Cassina, Citroën y Pirelli, presentó un concepto de vehículo totalmente novedoso en lo que se refería a la forma. Fue algo tan novedoso que incluso el responsable del proyecto consideró que era algo difícil de definir.
Este nuevo vehículo tenía un claro estilo italiano, tradicionalmente opuesto al estandarizado estilo internacional, pero en sus líneas se confrontaban a partes iguales lo que por aquel entonces se denominaba el Controdesign, o diseño radical, con el racionalismo aplicado al diseño.
En un periodo automovilístico en el que sólo parecía importar la potencia