Cuando visité la sede central de McLaren Automotive a las afueras de Londres, me encontré con una fábrica de automóviles que jamás habría podido imaginar. Me deslicé a través de un pasaje subterráneo y accedí a una factoría con suelos blancos, diseñada por el célebre arquitecto británico Norman Foster. Todo estaba impoluto y ordenado, parecía un viaje al futuro. Esto fue en 2012, el año en que McLaren nos dejó probar el MP4-12C, su primer automóvil de producción. Ahora, seis años después, McLaren cuenta con una completa línea de superdeportivos exclusivos divididas en cuatro gamas: Sports Series, Super Series, Ultimate Series y una selección de vehículos personalizados hechos a medida a través de McLaren Special Operations (MSO).
Una marca fascinante que, tristemente, contaba con unas ventas anecdóticas en nuestro país. Ahora McLaren ha vuelto a España, de la mano de Eduardo Costabal, un empresario chileno afincado en Barcelona, que ha dedicado toda su vida al mundo de la distribución de automóviles. Primero en diferentes concesionarios del grupo chileno Ditec y, desde 2014, en el Centro Porsche Barcelona. Recientemente, ha centrado todos sus esfuerzos en su nuevo proyecto personal, McLaren Barcelona, que ha iniciado su andadura en la ciudad condal, como nuevo distribuidor de la marca de superdeportivos británica en España, Portugal y Andorra. Su gran pasión por el automóvil le ha llevado a la competición. Vencedor del Campeonato Español de GT en la edición del pasado año y participante en las 24 horas de Daytona y otras carreras de las American Le Mans Series. Hemos quedado con él en el nuevo showroom de McLaren Barcelona para que nos cuente de esta nueva andadura.
Pepe Giménez: Cuéntame un poco… ¿de qué se trata McLaren?
Eduardo Costabal: McLaren comenzó como una fábrica de autos de carreras, en la que a alguien se le ocurrió