Es difícil para un coche eléctrico imponerse frente a un público acostumbrado a los coches con motor de combustión interna. Al mismo tiempo, por alguna extraña razón, habitualmente los coches eléctricos gustan entre el público más techie. La dificultad para un fabricante está entonces en atraer a los coches eléctricos el público más tradicional. Y para ello se usa un truco tan viejo como el propio automóvil: alabar su aceleración y su velocidad máxima.
Tesla es el campeón en este aspecto. Supo como nadie y antes que nadie soltar cifras de aceleración y de velocidad máxima, como si estuviésemos en los años 80, para atraer al público más tradicional y poder hablar luego de su autonomía, Autopilot y demás supercargadores. Y le ha funcionado, aunque unas elevadas prestaciones no son necesariamente sinónimo de deportividad, pero eso da para un tema aparte, otro día.
Ahora, muchos son los que se dan cuenta de la ventaja en aceleración que supone un motor eléctrico y algunos fabricantes proponen ya coches con prestaciones dignas de superdeportivos de motor de combustión. Sin embargo, muchas de esas empresas son start-ups que pretenden desbancar a Tesla y a Ferrari al mismo tiempo. Casi nada. ¿Pero cuántos coches realmente rápidos hay actualmente? ¿Exhiben todos velocidades de infarto?
Hablamos de coches que ya circulan, se quedan fuera los futuros modelos, como el Tesla Roadster de segunda generación o el Aston Martin Rapide E, que deberían llegar al mercado dentro de pocos años, y todos los de las start-ups que sólo han enseñado un render o una maqueta.
Renault ZOE R90
La versión con un toque deportivo del Renault ZOE, el R90, abre las hostilidades con una velocidad máxima de 135 km/h y un 0 a 100 km/h en 13,2 segundos. Como muchos coches eléctricos, la aceleración es muy viva inicialmente, pero a