El Porsche 911 GT3 sigue siendo el estandarte de las versiones más deportivas del 911 y con el paso del tiempo se ha ido perfeccionando hasta tal punto que el actual con 500 caballos de potencia, eje trasero direccional y el inconfundible aullido de su motor atmosférico subiendo hasta las 9.000 RPM, puede provocar adicción. Nos hemos expuesto al riesgo de engancharnos a él, y este ha sido el resultado.
Aunque durante los últimos días el protagonismo mediático internacional en la casa de Zuffenhausen se lo ha llevado su hermano mayor el 911 GT3 RS de 520 caballos con su tiempazo en Nürburgring Nordschleife de 6:56.4, me atrevo a decir que la mayoría de los mortales no serán capaces de llegar jamás a sacar todo el partido a un «simple» GT3 con caja de cambios PDK como el que hoy nos ocupa, capaz por otro lado de hacer una vuelta al Nordschleife en 7:12,7.
Mínimos cambios en el interior y exterior
Respecto a la generación anterior, este nuevo GT3 incorpora algunas novedades importantes, que lo hacen todavía más perfecto que su ya de por sí excelente predecesor. En el interior la novedad más destacada atañe al equipamiento tecnológico, ya que este incorpora el nuevo Porsche Communication Management (PCM), con navegación online e información de tráfico en tiempo real, así como compatibilidad con Apple Car Play, el módulo Connect Plus y la aplicación Track Precision para medir prestaciones y consultarlas desde el móvil.
Por lo demás, el habitáculo sigue siendo un ejemplo de perfección absoluta por la postura de conducción que ofrecen los asientos baquet con estructura de fibra de carbono (opcionales por 4.344 euros), el volante perpendicular al suelo y unos acabados que mezclan los detalles en alcántara, como el propio volante, con otras molduras opcionales en carbono. En esta unidad