Cuando lo que se busca es un coche práctico y racional hay muchos compradores a los que una de las marcas que les viene a la cabeza es Skoda. Y no es para menos. No solo por la pegadiza frase “Simply Clever” de sus anuncios, sino por algo más tangible como la gran cantidad de soluciones útiles y funcionales que incorporan a sus modelos. Esto es una de las cosas, pero no la única, que define al SUV que probamos en esta ocasión: el Skoda Karoq.
Efectivamente a parte de las soluciones inteligentes Skoda también puede ofrecer cierto nivel de comodidades y casi lujos. Buena buena de ello da el modelo que hemos tenido ocasión de probar: el Skoda Karoq con el acabado más alto llamado Style, el nuevo motor gasolina 1.5 TSI Evo 150 CV y el cambio automático de doble embrague DSG. Una buena oportunidad tanto de ver si es tan buen SUV como promete, como de comprobar si algunos de sus extras merecen la pena.
Diseño del Skoda Karoq
El Skoda Karoq mantiene las líneas de diseño que ya vimos en el SUV grande de la marca, el Skoda Kodiaq. Aunque con unos cuantos elementos que le dan su personalidad propia. Por ejemplo, en el frontal se pueden ver unos faros prácticamente rectangulares y una líneas ligeramente más angulosas que las de su hermano mayor.
Tanto en el lateral como en la trasera se pueden ver algunas sutiles diferencias con aquel, como la carencia del plástico negro forrando los pasos de rueda o la inclusión de las pequeñas luces traseras en el parachoques. Por lo demás, lo único que queda para diferenciarlo del Kodiaq son sus proporciones y tamaño. El Karoq mide 4,38 metros de largo, 1,84 metros de ancho y 1,60 de alto, por lo que entra dentro de la