Ser una marca de coches que va a la vanguardia de la técnica es algo que puede pasar muchas veces factura. Citroën, Fiat y ahora Tesla (entre muchas otras) saben muy bien de lo que se trata, pues cuando a lo largo de su historia han desarrollado una innovación tecnológica, sus modelos han dado fallos y se han llevado una mala imagen para nada merecida. En este caso, ha sido la marca más mediática y “eléctrica” la que ha saltado a la palestra por los problemas de frenado de su último modelo.
El desarrollo técnico del Tesla Model 3 ha durado, en tiempo, algo menos del habitual en el sector. Que esto haya sido así no es sinónimo de que tenga que ser un mal producto, aunque como reza el sabio refranero español “vísteme despacio que tengo prisa”. La razón de llevar a cabo este proyecto tan rápido radica en la necesidad que tenía la firma de Elon Musk en lanzar un nuevo modelo con el que incrementar sus ventas y por consiguiente, mejorar sus cifras económicas.
En este caso, ha sido Consumer Reports quien ha metido el dedo en la llaga pues calificó con baja puntuación la prueba de frenado que realizaron con el nuevo Tesla Model 3. Según los datos obtenidos, el espacio empleado por el sedán eléctrico para detenerse desde 100 kilómetros por hora a 0 fue de 46,3 metros. Esta medida, está alejada en 6,3 metros del estándar de seguridad aceptable (40 metros).
Cuando Consumer Reports publicó esta información, los responsables de Tesla se apresuraron para asegurar que en sus pruebas de frenado, los datos eran menores. Con 40,5 metros, según ellos, la seguridad del modelo estaba dentro de los parámetros habituales. Sin embargo, para evitar mayores problemas, Elon Musk ha comunicado que ya están trabajando para solucionar este