Donald Trump sigue en su cruzada proteccionista y ha vuelto a incendiar el panorama automovilístico tras ordenar una nueva investigación sobre las importaciones de vehículos en EE.UU, lo que incluye automóviles, comerciales y camiones. Si ésta determina que podría poner en riesgo la economía estadounidense, el polémico presidente ha declarado su intención de aplicar aranceles de hasta un 25%.
Los grandes perjudicados de aplicarse la medida serían México y Canadá, con los que lleva meses negociando una revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), así como la Unión Europea, con quien también mantiene conversaciones para reducir el déficit comercial que obsesiona al presidente tal y como publica El País.
Lo cierto es que poco ha durado la tregua entre Estados Unidos y Europa en lo que respecta a las importaciones. Si bien el aluminio y el acero habían sido los protagonistas en esta guerra iniciada por Trump, con China como mayor damnificado hasta la fecha, ahora los señalados por el mandatario republicano son los propios automóviles importados al país.
A mediados de mes de mayo, Donald Trump se reunía con los fabricantes de automóviles en la Casa Blanca donde ya adelantó su intención de imponer aranceles de entre el 20 y el 25% sobre algunos vehículos importados. El presidente puso especial acento en las marcas alemanas, muy populares en la Tierra del Tío Sam, y que registran un importante grueso de la importación automovilística en EE.UU.
There will be big news coming soon for our great American Autoworkers. After many decades of losing your jobs to other countries, you have waited long enough!— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 23 de mayo de 2018
El objetivo de Trump es proteger a los fabricantes americanos, que han visto minado su terreno por el éxito de las marcas europeas y asiáticas en