El 1 de junio de 2016 entró en vigor en Portugal el sistema de carnet por puntos, un modelo muy similar al que se implantó en España diez años antes. En 2014, dos años antes de que se implantara este sistema, el número de muertes por accidentes de tráfico en el país vecino fue el más bajo de los últimos 64 años.
Este posterior aumento de muertes en carretera ha evidenciado que los puntos han fracasado en Portugal: durante el primer año ningún conductor perdió la licencia a pesar de que hubo más fallecidos.
Más siniestros, menos sanciones
La diferencia con España es sustancial. Según publica El País, en el primer año de carnet por puntos se le retiró la licencia de conducir a 1.376 conductores, y en Portugal a ninguno. Además, tan solo 27 perdieron los 12 puntos.
Las cifras hablan por sí solas: en 2017, Portugal registró 509 muertos en accidentes de tráfico, un 14 % más que en 2016. Por el contrario, dos años antes de la llegada de los puntos, descendió la siniestralidad a niveles de 1950, con las áreas metropolitanas de Lisboa y Oporto más problemáticas.
El hecho de que hubiera más muertos en carretera después de la llegada de este sistema y que nadie perdiera el carnet evidencia que algo ha ido mal. La explicación la encontramos, una vez más, en la burocracia: los trámites son lentos y las reclamaciones judiciales aplazan las sanciones.
Portugal, con 10,3 millones de habitantes, ha presentado históricamente una de las tasas de siniestralidad más elevadas de la Unión Europea, sobre todo a partir de la década de los 90. Sin embargo, el parque automovilístico es 10 veces menor que el de España.
Las infracciones criminales se penalizan con la pérdida de 6 puntos, las muy graves con 4 o 5 y las leves con 1,