Esperemos que en el tiempo que Pere Navarro se ha mantenido alejado de la DGT haya aprendido mucho y bien sobre el oficio de director general de Tráfico. Porque, si nada falla, el próximo Consejo de Ministros lo traerá de vuelta a la esfera política y mediática. Con todas sus luces, que las tuvo, pero también con una buena colección de sombras.
Los orígenes de Pere Navarro
Pere Navarro i Olivella es ingeniero industrial. Llega a la función pública en la década de 1980 a través de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, para luego ocupar posiciones de responsabilidad en el Gobierno Civil de Barcelona, primero, y de Girona, después.
Su primer contacto con la movilidad lo tiene en los años 90 de la mano del PSC, cuando se hace con la gestión del tráfico en Barcelona, ciudad que ha heredado las mejoras urbanísticas del olimpismo. Y es así como accede al mayor cargo de responsabilidad sobre Tráfico que tenemos en España.
El gobierno del PSOE nombra a Navarro director de la DGT en mayo de 2004. Allí se mantiene hasta febrero de 2012, meses después de que el PP haya tomado el relevo político en la Moncloa. Según declaró en su día el ministro del Interior entrante, Jorge Fernández Díaz, relevar a Navarro no era «una prioridad» del PP.
“No ha hecho una mala labor, como todo el mundo reconoce y yo también”, explicó en su momento el alto cargo del PP sobre el responsable socialista. Esta imagen de Pere Navarro como hombre de consenso, sin embargo, merece ser observada con cierta distancia.
Pere Navarro y la caída de la mortalidad vial
Datos de mortalidad a 24 horas. Hasta el año 1993 no se comenzaron a computar datos a 30 días
A favor tiene la reducción