Habitualmente asociado a los sistemas de aire acondicionados y climatizador de nuestros coches, la recirculación del aire o reciclaje del aire está presente en realidad en todos los coches, tengan o no aire acondicionado. Es uno de esos botones desconocidos que están en el salpicadero y que apenas usamos. Sin embargo, su presencia en absolutamente todos los coches se debe tanto a razones de confort como de seguridad. Te explicamos cómo funciona, por qué y cuándo es útil hacer uso de él.
Tradicionalmente, el aire que sirve para la ventilación del habitáculo del coche es aspirado por una boca de ventilación situada debajo del parabrisas (más o menos visible), pero en los diseños actuales suele estar más escondida. Una vez el aire aspirado, el aire atraviesa el bloque de condicionamiento que lo dirige y modula en función de las preferencias seleccionadas de temperatura y orientación por los pasajeros (hacia el parabrisas, de frente o a los pies).
El botón de reciclaje del aire sirve para seleccionar de donde queremos que el coche tome el aire. Por defecto, es aire del exterior, pero si pulsamos ese botón el botón se volverá prácticamente hermético (nunca lo es completamente) y se volverá a utilizar el aire del habitáculo. Éste volverá a circular por el sistema para que pase por los filtros del sistema, como el filtro antipolen. Por eso hablamos de recirculación del aire o reciclaje del aire.
Cuándo utilizar el reciclaje del aire
Asegurarse de un aire fresco y saludable en el coche es una cuestión tanto de seguridad como de confort. La función principal del reciclaje del aire es la de evitar que entre aire sucio. Por ejemplo, en un atasco dentro de un túnel, pasamos cerca de una refinería o si pasamos por una zona cargada de polvo en el aire (cantera