«Puede ser placentero ser conducido por las ciudades por tus amigos y familiares, o en un coche conducido por tu chófer; pero el auténtico, el placer más intenso, […] viene solo cuando conduces tu propio coche». Estas eran las palabras introductorias de Dorothy Elizabeth Levitt, la primera mujer de Reino Unido en competir.
Su obra ‘The woman and the car’, es una guía para aquellos y aquellas que quisieran familiarizarse con la conducción, la mecánica y todo lo referente a los coches en la Inglaterra eduardiana, con el mítico De Dion de un cilindro como protagonista.
El coche con el que muchas mujeres aprendieron a conducir
Foto: Wikipedia/Lebubu93.
En 1900, De Dion-Bouton era el fabricante de automóviles más grande del mundo, produciendo 400 coches y 3.200 motores. La compañía pronto empezó a producir motores y licencias para cientos de fabricantes; la producción era tan grande, que se hizo imposible revisar y reajustar cada motor; si alguno fallaba en la línea de producción, sencillamente se desmontaba.
Cada propulsor estaba hecho a mano ya que la línea de ensamblaje no había sido introducida todavía. A pesar de ello, hacia 1904, unos 40.000 motores habían sido suministrados por toda Europa. Ese año, la fábrica en Quai Nacional, en la localidad de Puteaux, empleó 1.300 trabajadores y produjo más de 2.000 coches, todo también a mano.
El motor De Dion-Bouton está considerado como el primer propulsor de combustión interna ligero y de alta velocidad. El motor se dispuso en la parte delantera en el modelo ‘Populaire’ con 700 o 942 cc, este último con bastante potencia para añadir remolques a los coches. A fin del año apareció la marcha atrás. Se añadieron el motor 6 CV (4 kW) 864 cc Tipos N y Q (y un último de bajo precio, el Tipo K) y