Las dos últimas décadas de Opel en General Motors fueron de auténtico vértigo. Por mucho que el consorcio automovilístico americano lo intentaba, los números de la firma del rayo nunca eran positivos. Sin embargo, tras el traspaso de la marca, más su filial inglesa (Vauxhall) a manos del Grupo PSA, las cosas han cambiado radicalmente.
El primer año de Opel integrada en la estructura operativa del Grupo PSA será 2018, y como es lógico, una vez ha pasado el primer semestre de este ejercicio fiscal, se han publicado los primeros resultados económicos. Pues bien, teniendo en cuenta los datos que han difundido y, siempre, según ha comunicado un responsable del grupo galo, en estos primeros seis meses de 2018 el resultado económico de Opel está siendo positivo.renderAd(adPage,44162);
Según Jean-Baptiste de Chatillon, responsable de finanzas del Grupo PSA, Opel ha logrado alcanzar un nivel de rentabilidad positiva. Según sus números, el beneficio operativo de la firma alemana ha sido de 502 millones de euros en estos seis meses del año. Esta cifra, supera, y por mucho, a las previsiones iniciales que había establecido el grupo francés, pues esperaban que durante este primer año aún se produjeran pérdidas.
El pilar básico en el que se ha sustentado la estrategia de Opel, para que estos números se hayan podido dar, es su nueva gama de todo caminos “X”. Desde que el Mokka (posteriormente Mokka X) llegara al mercado en 2012 y luego se añadieran los Crossland X y Grandland X, las ventas mundiales de la firma alemana se han multiplicado. Su buena acogida ha sido vital para su resurgir, pues a diferencia de otras marcas, su presencia en el segmento de moda era mínimo.
Otra de las estrategias que han ayudado a incrementar sus ventas, y rentabilidad, ha sido el re-lanzamiento de las siglas deportivas GSi en