Jean-Claude Juncker está exultante. El presidente de la Comisión Europea ha conseguido que la reunión con Donald Trump, acabe en tregua, y nadie daba un duro por este final. En tono triunfalista, el comisario europeo ha tuiteado: «Vine a por un trato, e hicimos un trato». Les costó tres horas de debate, pero el acuerdo entre las dos potencias persigue eliminar los aranceles en los bienes industriales y reevaluar los temidos gravámenes al acero y al aluminio.
De las represalias al «juntos contra los aranceles»
Cero aranceles, cero barreras no arancelarias y cero subsidios en los intercambios de bienes industriales no automotrices. Este es el acuerdo al que han llegado ambos presidentes. «Los Estados Unidos y la Unión Europea tienen una relación comercial bilateral de 1 billón de dólares, la mayor relación económica del mundo», ha dicho Trump. Y ha añadido «recíproco. Recíproco es mi palabra favorita».
I came for a deal, we made a deal. The EU continues to stand up for free and fair trade. My joint statement with @realDonaldTrump: https://t.co/JISJJ1CWR2 pic.twitter.com/GMpS0ZL5Ul— Jean-Claude Juncker (@JunckerEU) 25 de julio de 2018
También contempla la resolución de los gravámenes impuestos por Trump de 25 % al acero y del 10 % al aluminio europeo, mexicano y canadiense, que desataron la indignación de los fabricantes de coches y proveedores. Tampoco se hará efectiva la amenaza de imponer aranceles del 20 % sobre los coches europeos.
Es decir, estamos en un momento de paralización de nuevas barreras comerciales, pero hasta que no se alcance un entendimiento definitivo en los próximos meses, esos aranceles al acero y al aluminio se mantienen.
Para entender los términos del acuerdo, las barreras no arancelarias son regulaciones impuestas por los gobiernos para dificultar e incluso evitar la importación de mercancías extranjeras para favorecer productos locales. Es decir, una forma de proteccionismo que no