Allá por 1605 Don Miguel de Cervantes publicó ‘Don Quijote de la Mancha’. Esta obra máxima de la literatura castellana se mantiene presente en nuestras estanterías y mentes con pasajes grabados a fuego en el imaginario colectivo.
Los gigantes contra los que Don Quijote batalló no eran más que molinos de viento, hoy majestuosos testigos que nos recuerdan épocas medievales en las que el hombre castellano inspirado por los relatos de Oriente desarrolló nuevas técnicas para aprovechar el viento para moler el grano. Hoy te vamos a recomendar una ruta por estos emblemáticos villanos de fantasía que aún pueblan Castilla-La Mancha.
Consuegra (Toledo)
Partiendo desde Madrid y bajando por la A-42 en busca de nuestra entrada en el mundo de los molinos de viento podremos hacer una breve pausa en Toledo para maravillarnos con la ciudad del Tajo antes de seguir por la CM-42 hasta llegar a Consuegra, a 137 km desde el centro de la capital madrileña.
Empezamos por el plato fuerte puesto que en Consuegra se conservan un total de 12 molinos, la localidad con un mayor número de ellos de todos la ruta que vamos a ver hoy, agrupados todos sobre el Cerro Calderico.
La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
De la docena hoy superviviente sólo falta uno, y todos fueron construidos en el siglo XIX. Ahora la mayoría están en un buen estado de revista destacando cinco con la maquinaria perfecta, uno como oficina de turismo y un último, el del