El 1 de septiembre todo coche nuevo que se venda en la Unión Europea tendrá que haber sido homologado según las directrices del ciclo WLTP. Este ciclo de homologación de consumos y emisiones es mucho más realista que el NEDC al que sustituye, elevando las emisiones homologadas de dióxido de carbono y los consumos de los coches analizados. Como ya os hemos contado, esto supone un problema de cara al Impuesto de Matriculación, con previsibles encarecimientos de gran cantidad de vehículos. Ahora queremos centrar el foco sobre los coches híbridos, y concretamente sobre los coches híbridos enchufables.
Los híbridos enchufables son la pasarela que conecta coches híbridos como el Toyota Prius a coches 100% eléctricos como el Nissan Leaf. Los híbridos enchufables son esencialmente coches híbridos, dotados con una batería de dimensiones muy superiores a las de los híbridos convencionales. Esta batería suele superar los 10 kWh de capacidad y les permite recorrer una considerable distancia usando únicamente electricidad. Tienen motores eléctricos más potentes que los híbridos y en algunos casos son capaces de recorrer hasta 70 km hasta que el “zumo de electrones” de su batería se agota al completo.
Si el propietario de un híbrido enchufable lo conduce como un híbrido convencional, su consumo será varias veces superior a su consumo homologado.
El gran engaño de los consumos homologados y los híbridos enchufables
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Cuando la batería se agota, vuelven a funcionar como cualquier otro híbrido, alternando el motor térmico con el apoyo del motor eléctrico. Los híbridos enchufables han sido coches muy beneficiados por el ciclo NEDC. Las pruebas de consumo comenzaban con la batería completamente cargada, y ya que apenas su duración simulada era de apenas 11 kilómetros, se obtenían consumos medios tan irrisorios (e irreales) como