Cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) se posiciona sobre algo o pide a algún país un ajuste de cinturón el mundo tiembla. Aunque esta vez no ha sido su implacable directora, Christine Lagarde, la que ha opinado, es un tema tan candente que ha saltado a la palestra.
A través del blog oficial de la organización financiera, se ha analizado el impacto negativo que el alto precio del litio y el cobalto va a producir en el desarrollo del coche eléctrico. Hasta ha mencionado las baterías en estado sólido.
Aunque el litio está por las nubes, su precio ha caído en picado
El coste de las baterías de iones-litio han ido disminuyendo a medida que avanza la tecnología y la demanda, que no para de crecer bajo restrictivas normativas que obligan a los fabricantes a renovarse o morir.
El precio del cobalto no llega a día de hoy a los 56.000 dólares la tonelada métrica. En marzo, alcanzó los 94.800 dólares.
Pero la fabricación de estas baterías requiere del abastecimiento de materiales con los que hoy en día se especula, como el litio, cobalto, el cobre, el grafito, el manganeso o las tierras raras, que ahora alcanzan precios desorbitados ante una demanda que crece más rápido que la capacidad de producción.
#ChartOfTheWeek: A Bumpy Road Ahead for Electric Cars #IMFBlog https://t.co/2exSDkBslI pic.twitter.com/vs6IGqdszh— IMF (@IMFNews) 13 de agosto de 2018
Sin embargo, el FMI no habla de esto y atribuye la volatilidad de los precios a «cadenas de suministro inseguras».
Ante un escenario de escasez de dos de los ingredientes principales, el litio y el cobalto, y de precios que no dejan de subir, la organización ha reflexionado sobre lo evidente: la falta de materias primas podría retrasar el lanzamiento de vehículos eléctricos.
Según datos del FMI, el precio del carbonato de litio aumentó en más del 30 %