«Tregua». Con esa inquietante palabra anunciaron anoche los taxistas de Barcelona que dejaban, por ahora, los paros patronales del sector. Esa fue la respuesta a la propuesta del Ministerio de Fomento de permitir a las Comunidades Autónomas que así lo deseen gestionar la regulación de las licencias VTC.
Desalojo rápido. En Madrid, los taxistas tardaron nada y menos en abandonar los paros y vaciaron el que había sido su centro neurálgico en el Paseo de la Castellana. En Barcelona, fue la Gran Via la que vio desaparecer los taxis de color negro y amarillo antes de la medianoche, cuando se decidió volver al trabajo. Andalucía y la Comunidad Valenciana fueron detrás.
Hubo celebración. Música y petardos tras el cansancio por la situación, después de tantos días de paro patronal (que no huelga, en realidad): siete en la Ciudad Condal. tres en la capital y en el resto de grandes ciudades de España.
Esto no ha acabado. Si en Barcelona se habla de «tregua», en Valencia se utiliza la expresión «suspensión temporal» y en Sevilla «de momento» vuelven los taxistas al trabajo. Lo hacen a sabiendas de que las soluciones propuestas tienen que materializarse, y en cualquier caso la situación no será fácil.
Septiembre será un mes caliente. Tras la reunión con las Comunidades Autónomas, el titular de Fomento, José Luis Ábalos, dibujó a los medios las conclusiones con una brocha de trazo muy ancho. Más que nada, porque hasta septiembre las Comunidades Autónomas no podrán regular nada.
No es un traspaso de competencias. Ábalos insistió en que la cesión de la gestión de los VTC no es más que una posibilidad que se dará a las Comunidades Autónomas que deseen llevar ellas mismas el asunto. No será obligatorio, pero es más que previsible que Cataluña y Madrid asuman este papel