Hace unas semanas los astros se alinearon en el circuito francés de Mireval, un pequeño y técnico trazado enclavado en una montaña al borde del Mar Mediterráneo, y lo que iba a ser una jornada en circuito viendo coches pasar, se convirtió en uno de los mejores momentos del año, sin duda.
¿Por qué? Pues porque tuve la oportunidad de ponerme durante 30 minutos al volante del Porsche 911 GT3 RS de última generación, un coche que no es simplemente una evolución de la versión anterior. Es otro coche completamente nuevo, en el que todos los elementos mecánicos se han renovado para crear el mejor coche de competición homologado para calle.
Mucho más que un GT3 con 20 CV extra y un alerón más grande
El alerón posterior del Porsche 911 GT3 RS es idéntico al del GT2 RS.
En Motorpasión hemos tenido la suerte de conducir las dos generaciones actuales del GT3, tanto el llamado 991.1 como el reciente 991.2, el primero con 480 CV y el segundo con 500 CV. Siempre es un placer para los sentidos ponerse al volante de semejantes máquinas, pero lo cierto es que entre uno y otro no podemos decir que haya un salto generacional: el cambio más destacado es ese incremento de 20 CV que hacen al actual algo más rápido y glorioso que el anterior. Genial.
Compañeros de profesión me habían dicho que no ocurre lo mismo con la evolución del GT3 RS. El GT3 RS 991.1 desarrollaba 500 CV, mientras el actual 991.2 desarrolla 520 CV y eso podría llevar a muchos a pensar que se trata por tanto de otra ligera evolución paralela a la de los GT3 “a secas”, pero sin duda tiene que haber algo más.
No había tenido la suerte de probar nunca