Los taxistas están librando batallas en diversos frentes: además de estar en pie de guerra contra las VTC, lo que se ha saldado con una huelga, por ahora aplazada, que ha paralizado varias ciudades españolas, también tienen que lidiar con un tipo de cliente con el que nunca es plato de buen gusto tratar, el que se niega a pagar. El ejemplo lo encontramos en Gijón, con varios casos de este calado que ha dado lugar a escenas de lo más surrealistas.
Acaba de celebrarse la Semana Grande de Gijón y, durante estos días festivos, varios taxistas de la localidad asturiana han denunciado casos de clientes que no quieren abonar el importe de la carrera una vez han llegado a su destino.
De hecho, se han dado tal número de casos, que los taxistas gijoneses han optado por solicitar a los clientes el importe del trayecto por adelantado. Lo que no siempre sienta bien a los usuarios. Es lo que tiene que paguen justos por pecadores.
En concreto, dos casos han trascendido no tanto por el cliente que no quiere pagar por los servicios prestados, sino por la reacción de los taxistas ante el usuario del tipo «más cara que espalda».
El «cliente colgado»
El más surrealista ocurría el viernes pasado. Viandantes y conductores no daban crédito a lo que estaban viendo: un taxi circulaba por la avenida del Llano gijonesa con las luces de emergencia puestas y un hombre colgado cual jamón de la ventanilla del copiloto.
De esa guisa recorrió varios metros hasta llegar frente a las dependencias de la Policía Local de la calle San José. El taxista había decidido cortar por lo sano y llevar por la fuerza a la comisaria a un cliente que exigía que le devolviese el importe de