Los coches de carreras eléctricos son cada vez más comunes y con ellos vienen una larga lista de desafíos técnicos. No hay más que ver como marcas como Audi, Jaguar o Mercedes se unen a la jóven Fórmula E para competir y aprender sobre este tipo de vehículos. Sin embargo, lejos de estas carreras también hay todo un mundo con coches de competición mucho más potentes que los monoplaza. Ese es el caso del Cupra e-Racer, un bólido de 670 CV que exige tanto a las baterías durante una carrera, que necesitan recurrir a trucos poco ortodoxos para refrigerarlas.
En el vídeo de más abajo puedes ver al Cupra e-Racer corriendo a toda velocidad por un circuito. Los ingenieros encargados de su puesta a punto tienen que lidiar con la tremenda cantidad de energía que demandan sus motores. De ahí que tengan que recurrir a grandes cantidades de hielo seco para refrigerar sus módulos de ion litio.renderAd(adPage,44162);
Cómo mantener la temperatura a raya
En concreto el e-Racer de Cupra puede llegar a gastar 200 kg de hielo seco en un día de carreras. Gracias a ello pueden mantener sus baterías de 65 kWh y 450 kg de peso en la temperatura óptima para su funcionamiento. Un problema técnico con el que se tienen que enfrentar todos los equipos que compiten con un eléctrico, ya que cuando se exige demasiado a unas baterías, el coche comienza a perder prestaciones drásticamente.
Es más, los requisitos de refrigeración son tan importantes, que el automóvil ha sido equipado con un indicador especial que advierte al conductor de que debe volver a boxes cuando la batería comienza a calentarse demasiado.
La batería no es el único componente que cambia por completo la forma de competir. El tren de potencia eléctrico al completo hace que los conductores se replanteen muchas cosas.