El Audi e-tron pasará a la historia por ser el primer coche eléctrico de Audi como modelo de producción, pero también por ser el primer vehículo comercializado innovando en elementos que hasta ahora eran intocables, como el sistema de frenado o los espejos retrovisores. Centrándonos en estos últimos, cabe preguntarse en clave de seguridad por los pros y los contras de los Audi Virtual Mirrors, las cámaras que sustituyen a los retrovisores.
Cómo funcionan los Audi Virtual Mirrors
El funcionamiento de los espejos virtuales es conceptualmente sencillo. Una cámara, un monitor, una centralita que conecte los dispositivos de entrada con los de salida a una interfaz para permitir procesar la señal, y poca cosa más.
Luego, si añadimos funcionalidades como las de mover el campo de visión hacia las zonas que más nos interesan en cada momento de la circulación, la cuestión se complica, pero en el fondo no es nada que no hayamos visto hacer en los dispositivos más variopintos. La verdadera novedad está en incorporar esta tecnología al mundo de la automoción.
Según detalla Audi, «las pantallas de 7 pulgadas, cuyo brillo se ajusta automáticamente, están equipadas con sensores de proximidad. Si el conductor mueve el dedo sobre la superficie, los símbolos se activan y le permiten mover la imagen. Una función de cambio permite al conductor ajustar, también, el retrovisor virtual del lado del pasajero».
Y como siempre que estamos ante un avance, debemos preguntarnos algo muy sencillo: ¿qué aportan los espejos virtuales?
En primer lugar, aportan mejoras aerodinámicas. La superficie del soporte de las cámaras es mucho más amigable con el viento que las carcasas de unos retrovisores tradicionales. No en