“El mundo no necesita otro salón del automóvil“. Casi cada vez que Paolo Tumminelli, el ideólogo de Grandbasel, ha hablado a los medios ha comenzado con la misma provocativa frase. Sin embargo Grandbasel se inauguró ayer con más de 100 coches expuestos y la sensación de atraer las miradas de todo el ecosistema del automóvil, desde aficionados a ricos coleccionistas pasando (aunque sea ocultos desde un rincón) por la propia industria. Entonces ¿Qué es Grandbasel? en palabras de Tumminelli, es un espacio en el que lo importante no es enseñar lo que puedes vender, sino ver los coches desprovistos de la parafernalia del márketing, un lugar para ver, hablar y celebrar el automóvil como objeto precioso y lleno de significado. ¿Vienes a dar una vuelta?
Minimalismo
Lo primero que sorprende de Grandbasel es que más que una feria parece una exposición de arte. Seguramente no es casual que los organice la misma empresa que Art Basel, la feria de arte contemporáneo más importante del mundo y que tiene (como tendrá Grandbasel) secuelas en Miami y Hong Kong. Con el aire de las galerías de vanguardia de los años 60, desprovistas de toda parafernalia adicional, se exponen los coches para que hablen por si solos, pero como tal exposición ha sido comisariada: un comité de expertos ha seleccionado algunas piezas con las que contar historias acerca del diseño de coches o la influencia de los coches en nuestra cultura. Paolo Tumminelli, Lapo Elkann, Sylvie Fleury, Michael Erlhoff, Giorgietto Giugiaro y Stephen Bayley han creado algunas piezas especiales pero además han elegido, de entre todas las solicitudes hechas para exponer en Grandbasel, aquellas que daban más sentido al evento a nivel global.
Contar historias
Giugiaro, que ayer paseaba discretamente por el lugar con el aire de las personas mayores y sabias, ha decidido presentar aquí