En Diariomotor nos encanta probar coches, y en muchas ocasiones, lo hacemos fuera de España. El caso habitual es el de muchas presentaciones de producto, pero tampoco nos hemos cortado en hacer pruebas completas de coches en sitios tan diferentes como Irán (ver prueba del Saipa Tiba SX) o Estados Unidos (ver prueba del Dodge Durango SRT). En esta ocasión, nos hemos ido a descubrir los secretos de Escocia a lomos de un Mazda CX-5, cedido amablemente por la filial británica de la marca. Un viaje de 2.600 km descubriendo paisajes y carreteras muy especiales, “a lomos” de un coche con volante a la derecha. ¿Nos acompañas?
Nuestra ruta comienza en Londres, a donde habíamos volado la noche anterior sin sobresaltos. Antes de subirnos al coche ya habían pasado por nuestros gaznates unas buenas raciones de “fish and chips”. Antes de las 8 de la mañana el chófer contratado por Mazda me llama, avisándome de su llegada inminente con el coche. Es una mañana gris, plomiza y lluviosa, típicamente británica. El color Soul Red del Mazda CX-5 que aparca delante de la casa de mis amigos pone una nota vibrante de color a la mañana. La unidad que Mazda nos ha dejado está equipada con el motor diésel 2.2 Skyactiv-D de 175 CV de potencia. Para no ponerme las cosas tan fáciles, la solicité con caja de cambios manual.
Sobre el papel, este Mazda homologa un consumo medio NEDC de 5,4 l/100 km. Es el diésel más potente de la gama, por encima del Skyactiv-D de 150 CV.
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Por supuesto, el volante estaba a la derecha y debía cambiar de marchas con la mano izquierda. No era la primera vez que conducía en Reino Unido… pero era solo la tercera. Cargamos nuestras maletas y el equipo fotográfico