La democratización del coche eléctrico, necesaria si queremos cumplir con las exigencias medioambientales de reducción de emisiones impuestas por Bruselas, pasa, entre otras cosas, por contar con una infraestructura que lo ampare. Y parece que, por fin, empezamos a ponernos las pilas: Endesa acaba de anunciar un ambicioso plan, que traerá consigo la implantación de más 100.000 puntos de recarga tanto públicos como privados.
Nunca es tarde, si la dicha es buena, aunque lo cierto es que las energéticas de nuestro país han tardado en ponerse a ello si nos miramos en el espejo de otros países europeos. Estamos en las puertas de 2020 como quien dice, pero no ha sido hasta 2018 cuando dos de las principales empresas españolas del sector energético han puesto sobre la mesa extensos planes para la implantación de puntos de recarga de vehículos eléctricos. Otro tema es que se cumplan, claro.
Iberdrola ya ha asegurado que para 2019 instalará un total de 200 electrolineras en las autovías radiales, así como en los principales corredores de España, como la Autovía del Mediterráneo (A7), la Autovía del Cantábrico (A8) o la Ruta de la Plata (A66). Pero el objetivo fijado por Endesa es aún más ambicioso: la energética ha trazado un plan que se materializará en más de 108.000 puntos de recarga hasta 2023, tanto públicos como privados, para lo que realizará una inversión de 65 millones de euros.
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Una electrolinera cada