La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), que representa a los 15 principales fabricantes europeos de automóviles, furgonetas, camiones y autobuses (véase BMW, Volvo, Ford, Volkswagen, Daimler, Renault, FCA, PSA…) ha pedido «poner más énfasis en una estrategia de seguridad vial integrada».
Esto significa más presupuesto anual de investigación y desarrollo -más de los 54.000 millones de euros que emplea el sector al año- para hacer que los turismos y los vehículos comerciales sean aún más seguros. Pero, ¿y las carreteras para cuándo?
La seguridad activa como prioridad para reducir la siniestralidad
La Comisión Europea ha propuesto revisar el Reglamento de Seguridad General (GSR), que está siendo discutido por el Parlamento Europeo y el Consejo en este momento. El objetivo de esta revisión es actualizar el Reglamento de la UE que especifica con qué sistemas de seguridad deben estar equipados los nuevos tipos de automóviles.
Cuando se trata de abordar los accidentes causados por exceso de velocidad, por ejemplo, la Comisión ha propuesto equipar a todos los vehículos nuevos con Adaptación de velocidad inteligente (ISA).
Sin embargo, en la práctica y según la ACEA, el ISA todavía muestra demasiadas falsas advertencias debido «a señales de tráfico incorrectas e información obsoleta». Además, «las cámaras no pueden anticipar todos los escenarios, por ejemplo, cuando se cubren las señales de tráfico», advierte el consorcio.
De cara al futuro, según explica el secretario general de ACEA, Erik Jonnaert, los sistemas de seguridad activa deben tener prioridad cuando se trata de dirigir inversiones futuras o de establecer nuevos requisitos de seguridad para vehículos ya que puede ofrecer mayores beneficios y evitar accidentes en lugar de «solo» mitigar los efectos de un choque.