Ayer fue un día movido en Boulogne-Billancourt. La sede central de Renault fue el escenario de una reunión de urgencia para poner en marcha «medidas de gobernanza provisionales» con el ánimo de seguir adelante mientras avanza el caso de Carlos Ghosn en Japón. De ella emergió un escueto comunicado en el que la marca del rombo explicó que «el señor Ghosn, incapacitado temporalmente, se mantiene como Presidente-Director General» de Renault.
De momento, el Consejo de Administración de Renault echó mano de su administrador referente, Philippe Lagayette, para que tomase el mando de una reunión en la que se empezaron a trazar estrategias temporales. La primera, dar pleno apoyo a Nissan en el desarrollo de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, «que se mantiene como la prioridad del Grupo».
Mientras, continúan las investigaciones para determinar si Carlos Ghosn manipuló las cuentas sobre sus retribuciones en el informe de seguridad de la Bolsa de Tokio, como forma de ocultar parte de sus ingresos. Además, según las acusaciones a las que se enfrenta, el directivo habría empleado recursos de la empresa para asuntos propios.
La medida adoptada por Renault constituye una rápida respuesta a las exigencias del Gobierno de Francia. Ayer mismo, el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, pidió que la automovilística nombrase un presidente interino, si bien rechazó la idea de echar a Ghosn de Renault, al menos por el momento: «No tenemos ninguna prueba y seguimos el debido procedimiento legal», matizó Le Maire.
Thierry Bolloré, director hasta nueva fecha
El Consejo de Administración reunido ayer nombró, a título provisional, a Thierry Bolloré como director general delegado. De esta manera, Bolloré dispondrá de los mismos poderes que tenía Ghosn, y realizará sus funciones hasta que se clarifique