Ayer por la mañana salí de casa, cogí un patinete en mi propia calle, y tardé 10 minutos en llegar a mi destino, que andando requería más de 30 minutos, y en transporte público probablemente incluso más, por tener que realizar un transbordo. Por ser una zona céntrica, con mucho tráfico, y poco aparcamiento, el coche ni me lo plantearía. Por el camino, varios peatones cruzan inadecuadamente la carretera, sin mirar. Veo a otros patinetes por la acera. Por la tarde cojo el coche y tengo que pegar un frenazo porque un patinete venía en dirección contraria, y en una curva, sin visibilidad. Los patinetes se han convertido para muchos, entre los que me incluyo, en una solución de movilidad muy interesante, pero se hace necesaria una legislación rigurosa, y agentes que velen por su cumplimiento. Y eso es lo que parece va a suceder. Tráfico pondrá limites a los patinetes, prohibirá que circulen por las aceras y, en última instancia, regulará su convivencia con peatones, ciclistas y coches.
No tendría ningún rigor culpar a los patinetes de todos los males de las ciudades, ni tampoco a todos sus usuarios. Pero está claro que es necesario un marco legislativo nacional, unas leyes de Tráfico que definan el ámbito de uso de los patinetes, más allá de ordenanzas que ya están entrando en vigor en muchas ciudades.
Según publica El País, por declaraciones de Jorge Ordás, subdirector general de movilidad de la Dirección General de Tráfico (DGT), Tráfico regulará los patinetes, que serán considerados “vehículos de propulsión eléctrica”.
Con esta medida se pretende establecer una normativa de uso nacional, que se cumpla en todas las urbes españolas, sobre todo para evitar conflictos con los peatones.Entre las normas que se impondrán a los patinetes estará limitar su velocidad máxima a los 25 kilómetros por hora,