Las Mitsubishi Delica son el eslabón perdido entre las furgonetas, los SUV y los monovolúmenes. Aunque parezca mentira, la primera Mitsubishi Delica data de los años 60 del pasado siglo, y desde el año 1968 se ha producido de forma ininterrumpida en Japón. A España llegaron de forma tímida, aunque durante los años 90 se dejaron ver algo más a menudo, especialmente en versiones 4×4 que eran casi tan capaces como un Mitsubishi Montero. Ahora es el momento de conocer a su última iteración, la Mitsubishi Delica D:5. Un coche que por estética, parece directamente venido del futuro.
He de reconocer que pocos coches me llaman la atención últimamente. Al menos estéticamente. Y lo cierto es que esta Delica me ha captivado, no por ser un coche objetivamente bonito o armónico, sino por ser radicalmente diferente a todo lo que encontramos en el mercado. Fijaos en ese frontal monolítico, con una calandra cromada gigantesca, ópticas diurnas afiladas como katanas y una batería de LEDs como óptica principal – en una llamativa configuración vertical. La zaga es igual de “manga”, con pilotos que atraviesan el coche de lado a lado. El resto de la Delica tiene formas muy cuadriculadas, diseñadas para aprovechar al máximo su espacio interior.
Sus puertas traseras son correderas y en su interior puede albergar cómodamente a seis pasajeros con su correspondiente equipaje.
Su habitáculo tiene una filosofía más refinada y lujosa que sus anteriores generaciones. Es un interior muy japonés, con una palanca de cambios situada en la consola central, muchos botones y muchos huecos para almacenar objetos. Las Mitsubishi Delica se venderán en versiones Urban Gear de filosofía más urbanita y en versiones orientadas a la conducción off-road. Las versiones 4×4 cuentan con una suspensión elevada en varios centímetros y exteriormente cuenta con una imitación de cubrecárter,