Los nuevos radares Velolaser de la Dirección General de Tráfico irrumpieron a principios de 2018 como una supuesta mejora tanto en la capacidad para vigilar la seguridad como en la supuesta seguridad de los conductores.
En total fueron 60 las unidades de estos pequeños dispositivos cuya principal característica es un tamaño operativo sin precedentes que les permite quedar casi ocultos, pero ¿por qué son tan discretos?
Así se utilizan los radares ‘indetectables’ de la DGT
¿Qué es un radar Velolaser? Con un tamaño inferior a los 50 centímetros y un peso contenido, estos dispositivos abrieron una nueva puerta a la observación de la velocidad en carretera. Por sus características pueden ser colocados bien sobre un trípode anclados a la bionda de un quitamiedos o adosados a una señal mediante un dispositivo imantado de forma mucho más discreta.
¿Por qué son tan indetectables estos radares? No solo son discretos, porque además son inalámbricos, funcionan de manera autónoma, se controlan de forma remota vía WiFi o 3G/4G y tienen una autonomía de hasta 5 horas, por lo que no requieren que haya un coche patrulla ni un agente de la Guardia Civil en las proximidades que pueda delatar su presencia.
¿Cómo utiliza la Guardia Civil los radares Velolaser? El modo de funcionamiento de los radares Velolaser es igual que el de cualquier otro cinemómetro convencional, solo que de un tamaño mucho más compacto. Con una escasa altura de 50 centímetros pueden montarse bien sobre un trípode regulable que alcanza escasamente un metro de altura o engancharse con una polémica abrazadera a la bionda metálica del quitamiedos.
Los radares de velocidad Velolaser también pueden ir equipados en cualquier vehículo del parque de la Guardia Civil y, por primera vez,