A finales de 1999 muchos ordenadores sufrieron el temido “efecto 2000”, en el que sufrían un error de software. Muchos temían que reinara el caos en el tráfico aéreo y los mercados financieros. La realidad es que nada relevante pasó aquél 1 de enero del año 2000, que ahora es recordado incluso con añoranza. Eran tiempos más sencillos, tiempos en los que los coches de altas prestaciones eran más ligeros y más especiales… tenían más personalidad. Dos excelentes representantes de aquella época fueron los Audi RS4 Avant y los fantásticos BMW M3 CSL. ¿Por qué no enfrentarlos una vez más?
El Audi RS4 Avant B5 es del año 2001, el mismo año en que se dejó de fabricar. Aunque apenas tiene dos años más que el BMW M3 CSL, es un coche que de algún modo, pertenece a una generación anterior. Y desde luego su enfoque es muy diferente al del BMW: es un familiar muy potente y deportivo, pero no es un coche creado por y para los circuitos, como sí ocurre con el CSL. El Audi RS4 Avant de aquella generación tiene realmente la misma configuración mecánica que el actual: un V6 biturbo que impulsa las cuatro ruedas. En aquél caso un 2.7 V6 de 381 CV de potencia, asociado a un cambio manual.
El BMW M3 CSL fue uno de los primeros en M en tener una caja de cambios robotizada, la SMG-II. Aún así, muchos lo prefieren con un cambio manual.
Sobre el papel, aquél Avant era capaz de hacer el 0 a 100 km/h en unos respetables 4,9 segundos – no debemos olvidar que pesaba 1.620 kilogramos – limitándose su punta a 250 km/h por electrónica. Sin embargo, el BMW M3 CSL era un animal hecho de otra pasta. Su motor atmosférico fue posiblemente el mejor