La llegada del Suzuki Jimny en 2018 ha sacudido el mercado de los todoterreno. La reencarnación del pequeño 4×4 japonés con una propuesta efectiva, divertida y estéticamente más que acertada ha revolucionado el adormecido segmento de los coches de campo relativamente asequibles.
Tanto es así que la demanda ha sobrepasado las previsiones de Suzuki hasta el punto de que ha comenzado a generarse cierta especulación a costa del pequeño Jimny, motivada por unos plazos de entrega no aptos para impacientes.
El negocio de los que no quieren esperar por un Jimny
Tal y como hemos podido comprobar al volante del pequeño Suzuki Jimny, la apuesta de la firma japonesa ha sido absolutamente acertada. El Jimny de 2018 no es sólo un coche todoterreno, sino que es uno extremadamente efectivo en zonas complicadas, con una mecánica simple y sin alardes y la capacidad para conquistar a primera vista gracias a unas líneas de clarísima inspiración retro.
Aunque es un coche de talla XS, el Jimny tiene un poderoso atractivo. Tanto mirándolo desde fuera como poniéndote a sus mandos se nota que Suzuki ha querido actualizar su mito todoterreno pero se ha mantenido fiel a su planteamiento asequible. Acabados justos, habitabilidad escueta y mecánica sencilla para convertirse en el 4×4 más asequible del mercado desde los 17.000 euros que cuesta el modelo básico, el JX.
Con estos argumentos sobre la mesa no iba a ser difícil encandilar a los aficionados (o no aficionados) al mundo offroad, pero lo que Suzuki no previó fue que la demanda se desorbitase. El interés de los compradores ha superado por mucho a la oferta que desde Suzuki habían planificado, generando una rotura de stock descomunal.
Si en nuestro mercado la demanda está disparada,