La industria del automóvil es en la actualidad una industria de alianzas. La última en hacerse oficial es la de Koenigsegg y National Electric Vehicle Sweden (NEVS), la empresa china que compró los derechos del SAAB 9-3 y lo que quedaba de la factoría SAAB. Así, NEVS inyectará 150 millones de euros en el capital de la empresa y recibirá a cambio el 20 % de la holding dueña de Koenigsegg.
Sin embargo, esta alianza va más allá de una simple inversión. Koenigsegg y NEVS formarán una joint venture para abrir nuevos mercados con la fabricación de coches en volúmenes ligeramente más grandes que los de Koenigsegg y centrándose en el coche eléctrico.
NEVS contribuirá con 150 millones de dólares y se quedará con el 65 % de la joint venture, mientras que los otros 35 % estará en manos de Koenigsegg. El fabricante sueco aporta a la joint venture sobre todo “propiedad intelectual, licencias, tecnológicas y diseño de producto”.
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Dicho de otro modo, NEVS abandonaría la idea de fabricar un coche eléctrico sobre la base del SAAB 9-3 en Suecia (se fabricará en China para el mercado local) y haría un coche de lujo que Koenigsegg diseñará y desarrollará. Pero es una operación en la que no solo NEVS saldría ganando, Koenigsegg podría así diversificarse más allá de la fabricación de hypercars y de su estudio de ingeniería.
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