Desde que Tesla anunciara el Model 3 ha vivido instalada en una montaña rusa. El lanzamiento comercial de su “coche eléctrico para el pueblo” casi le cuesta la vida. Las razones que casi la hacen quebrar son de manual: problemas en la cadena de montaje y un coste elevado igual a perder dinero en cantidades ingentes. Sin embargo, antes de finalizar 2018 llegó la alegría: habían logrado ganar dinero gracias al incremento en la producción.
No obstante, y aunque la situación está controlada, Tesla no quiere más riesgos. Por esta razón, ha puesto sobre la mesa un plan de reestructuración interna que ha de ayudarla a mejorar sus cuentas. Con él, quieren mejorar todos y cada uno de los procesos productivos que ya están instalados en su factoría. Sin embargo esta mejora, que es positiva para la marca, llega una mala noticia, pues parte de los trabajadores perderán su puesto.renderAd(adPage,44162);
Reduciendo costes, incrementan la rentabilidad
A través de una carta oficial, Elon Musk, CEO de Tesla ha anunciado a sus 45 mil trabajadores los cambios que se avecinan. Según la misiva, un 7 por ciento de la fuerza laboral dejará de trabajar para la marca. La forma en que han previsto realizar este recorte afectará a los trabajadores fijos a jornada completa. De esta forma, mantendrán en nómina a los empleados con contrato temporal y a los que tengan acuerdos personalistas.
Para suplir la falta de unos 3 mil empleados, integrarán en la cadena de montaje una mayor automatización. Así, la inversión necesaria para la nueva maquinaria será amortizada con el ahorro que se producirá en las nóminas de los trabajadores. Con todo, la idea de Tesla pasa por reducir sus costes productivos a la par que incrementar la cadencia productiva. Así, el margen de beneficios debería incrementarse sensiblemente hasta hacerle ganar dinero desde