Seis semanas después del lanzamiento del Coupé, el 911 Cabriolet reclama el foco de atención. El 911 descapotable continúa una larga tradición que ya se remonta a décadas, desde que Porsche desveló el prototipo del primer 911 Cabriolet en el Salón Internacional del Automóvil de Fráncfort (IAA), en septiembre de 1981.
El nuevo modelo, que equipa una capota blanda de accionamiento completamente automático, lleva la luneta trasera integrada y su estructura contiene elementos con superficie de magnesio, que evitan que el techo se hinche como un globo a altas velocidades. La capota se puede abrir o cerrar en marcha hasta 50 km/h y los nuevos elementos hidráulicos del techo reducen el tiempo de apertura a doce segundos. El deflector de viento extensible de forma eléctrica protege la nuca del impacto del aire.
El 911 Cabriolet estará inicialmente disponible como Carrera S* con tracción trasera y como 4S* con tracción integral. Ambos llevan un motor bóxer turbo de seis cilindros y 2.981 centímetros cúbicos, que ofrece una potencia de 450 caballos a 6.500 rpm y un par de 530 Nm entre las 2.300 y las 5.000 revoluciones. Este propulsor ha incrementado la eficiencia y reducido las emisiones gracias a un proceso de inyección mejorado. También se han optimizado apartados como el nuevo diseño de los turbocompresores y del sistema de refrigeración.
La potencia se transmite a través de una caja de cambios de doble embrague y ocho marchas de nuevo desarrollo.
Muy rápido y más rígido
El Carrera S acelera de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos (con paquete Sport Chrono opcional: 3,7 segundos) y alcanza una velocidad máxima de 306 km/h. Por su parte, el Carrera 4S llega a los 304 km/h y pasa de 0 a100 km/h en 3,8 segundos (con paquete Sport Chrono opcional: 3,6 segundos).
La posición del motor hace que el