El Civic es a Honda lo que los Corolla y Golf a Toyota y Volkswagen. Es uno de los compactos más longevos y exitosos del mundo, y prueba de ello, es que ya va por la décima generación. Sin embargo, y a pesar de ser en conjunto un producto muy redondo, sus ventas en Europa no lo demuestran. Quizá sea porque su imagen o precio le posicione en el mercado un escalón por encima de sus rivales generalistas.
En Actualidad Motor hemos tenido mucha suerte, pues conocemos el Honda Civic de última generación a la perfección. Primero pusimos a prueba el motor 1.0 VTEC de 129 CV y posteriormente le tocó el turno al radical Type R GT. En esta ocasión, hemos elegido una mecánica que bebe gas oíl y, que por desgracia, está en boca de todo el mundo. Sí, señores, hemos probado el Honda Civic 1.6 i-DTEC de 120 CV y acabado Executive.renderAd(adPage,44162);
Diseño futurista a la par que elegante y deportivo
El diseño del Honda Civic es una de sus mayores señas de identidad. Desde la primera generación de 1973 hasta la sexta de 1996 sus líneas fueron evolucionando siguiendo una constante. Sin embargo, con la llegada de la séptima generación, en el año 2000, la cosa cambió. Primero fue diferenciar las carrocerías tres y cinco puertas y a partir de la octava, hasta hoy, aunar con maestría una silueta futurista con líneas deportivas a la par que elegantes.
Siendo claros, la décima generación del Civic es polarizante. O te gustan sus líneas (como a mi) o lo odias. Los diseñadores de Honda, aprovechando la estética del NSX, han evolucionado su lenguaje de diseño. De esta forma, encontramos unos grupos ópticos LED (que funcionan muy bien) unidos por una banda negra con la “H” de Honda en el centro. Las tomas de aire del