El downsizing es un proceso que se centra, en resumidas cuentas, en reducir la cilindrada del motor pero sin lastrar su potencia. En un principio, fue un proyecto por el que decidieron apostar numerosas marcas para disminuir el nivel de emisiones contaminantes y así ofrecer propulsores más comprometidos con el medioambiente. Sin embargo y con el paso del tiempo, fueron varias las firmas que demostraron que dicho acontecimiento no impediría la presencia de prestaciones deportivas en sus vehículos, algo que reafirma Audi con su nuevo corazón de cuatro cilindros dispuesto a desarrollar más de 600 CV de potencia con el objetivo de conquistar el DTM.
El término downsizing sigue atormentando sin piedad a aquellos más puristas, puesto que este se encarga de aniquilar sin piedad a aquellas mecánicas más exuberantes y llenas, en las que esquemas en “V” y grandes cilindradas se posaban con orgullo en los vehículos más exclusivos. Pero la firma de los cuatro aros ha querido eliminar la venda sin tapujos y reafirmar de nuevo que a veces algo menor no tiene porque ser peor.
Una tecnología también aplicable en las carreras
En muchas ocasiones, el mundo de la competición sirve como principal inspiración para los ingenieros encargados de desarrollar vehículos de producción. Es cierto que la palabra downsizing ya ha sido empleada en ambos mundos, pero Audi ha querido ir más lejos al conferir a este nuevo propulsor, el cual no solo demuestra que es capaz de ofrecer unas altas prestaciones, sino que también podría ser empleado para dar vida a los futuros modelos con apellido RS.
La firma de los cuatro aros ha invertido en total dos años y medio de desarrollo y más de 1.000 horas de pruebas. Después de dicho trabajo y esfuerzo, Audi ya tiene listo a su nuevo propulsor, el cual debutará en la próxima carrera que se celebrará el día 4 de mayo en el circuito de Hockenheimring.
De un V8 atmosférico a un cuatro cilindros
Han sido la mitad de cilindros los que se han suprimido en esta transición de motores y, pese a que se pierda el carácter de un V8 de alta cilindrada, se han conseguido a cambio importantes beneficios. En una primera instancia nos encontramos con un propulsor de cuatro cilindros, dos litros de cubicaje y 610 CV de potencia, una cifra que se encargará de mover al Audi RS5 DTM.
Gracias a la presencia de este motor turboalimentado de dimensiones más reducidas, se ha obtenido un menor peso. Para ser más concretos, este nuevo corazón declara sobre la báscula 85 kilos, un peso que involucra al Audi RS5 a una intensa dieta que le ha permitido reducir su peso por debajo de los 1.000 kilos, ofreciendo así un ratio de peso-potencia de 1,6 kg por CV.
Esta nueva proeza de la ingeniería se encargará de ofrecer no solo una importante reducción de peso, sino también un rendimiento mayor y más eficiente. Con esta premisa, Audi buscará alzarse con la victoria en el DTM y, al mismo tiempo, desarrollar mecánicas similares para alimentar a sus vehículos más radicales que, poco a poco, están despidiéndose de esos V8 atmosféricos tan ilustres y carismáticos.