Los coches híbridos y eléctricos no están exentos de problemas y podemos encontrarnos exactamente con los mismos que tienen los coches de combustión. No son las mismas averías, pero sí que tienen este tipo de cosas que hacen que queden inutilizados, al menos durante un tiempo. Uno de los problemas más graves es que se encendie y aparezcan las llamas. En un coche de combustión es complicado apagar un fuego, pero en el caso de un coche híbrido o en un eléctrico, es todavía más complicado, por el sistema eléctrico y las baterías de iones de litio.
A principios de esta semana se incendió un BMW i8 en una ciudad de los Países Bajos y los bomberos tuvieron que tomar medidas extremas para controlar el fuego. Una vez consiguieron apagar las llamas más grandes e identificables, tuvieron que tomar una medida bastante insólita. Debido a los componentes eléctricos y muchos líquidos inflamables presentes en el sistema de tracción eléctrica, existía la posibilidad de que se produjeran nuevos brotes de llama en el coche, así que solicitaron un contenedor lleno de agua… y sumergieron el coche para asegurarse de que estaba todo bien apagado.
El coche estuvo sumergido en el agua durante el tiempo que estimaron necesario para que desapareciera el riesgo y una vez pasado este tiempo, fue sacado y puesto otra vez sobre la calzada. El coche quedó bastante afectado, tanto por el fuego como por el tratamiento de agua al que fue sometido. Y una vez retirado el coche, el agua no pudo ser vaciada en cualquier lugar. La alta concentración de ácidos y otros líquidos que forman parte del sistema de tracción del BMW i8 provocó que el contenedor con el agua fuera trasladado hasta un lugar adecuado para su tratamiento.
Y este es uno de los grandes riesgos que tienen los coches electrificados, como el BMW i8. Desde hace varios años, los cuerpos de bomberos de todo el mundo están recibiendo una formación específica para tratar con incendios de coches eléctricos e híbridos. Este tipo de incidentes son más peligrosos y difíciles de tratar que los incendios de vehículos de combustión, que ya son complicados.
El agua y la electricidad no son buena compañía y los bomberos han de recibir formación específica para evitar riesgos personales, pero también para evitar que todos los fluidos salgan a la calzada y pueda provocar más problemas. Este es un punto sobre el que se tiene que trabajar todavía para aumentar la seguridad tanto del coche como de las personas que han de actuar sobre él. No es el primer caso en que se ha tenido que tomar decisiones drásticas para apagar el fuego en un coche eléctrico.