A pesar de que ya llevan tiempo las marcas anunciando mediante comunicados la conversión de sus modelos o adición de nuevos modelos eléctricos, ha tenido que llegar una nueva edición del Salón de Ginebra para mostrar a todo el mundo que la apuesta es clara e irá avanzando poco a poco de manera imparable. Los eléctricos como tal son la apuesta de la mayoría, pero son varias las marcas que tampoco desechan el hidrógeno como una alternativa, ejemplo de ello son el Hyundai Nexo, el Honda Clarity Fuel Cell, el Toyota Mirai, el Mercedes GLC F-Cell o los conceptos de Audi.
El hidrógeno tendrá mucho que decir en un futuro no muy lejano, y es que es el candidato ideal para rivalizar con los vehículos eléctricos en varios aspectos. Su principal ventaja es que, a día de hoy, un vehículo eléctrico requiere de unos cuantos minutos o incluso horas para recargar su batería al 100%, mientras que el repostaje de un vehículo de hidrógeno se hace de la misma manera que lo haríamos con nuestro vehículo de combustión. Obviamente, por su tubo de escape solamente tendremos agua como residuo, por lo que también nos olvidamos de la emisiones de CO2.
Aunque también resulta correcto decir que, a día de hoy, el hidrógeno presenta una serie de inconvenientes que hace que el desarrollo de estos vehículos no sea tan rápido como debiera. El principal escollo es el coste de la producción de hidrógeno como combustible para generar electricidad, lo que a su vez repercute en el precio final de los vehículos (un Hyundai Nexo en España parte de los 69.000 euros) y el precio del hidrógeno a la hora de repostar (unos 10 €/kg para recorrer entorno a 100 km). A esto hay que sumarle la escasez de “hidrolineras”, en todo el territorio español contamos solamente con seis, aunque se espera triplicarlas en 2020.
Pero estos inconvenientes pueden llegar a ser una cosa del pasado si fructifica la idea de unos investigadores de la Universidad de Stanford, en California, tras la reciente publicación de su estudio en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. En dicho estudio sus autores, Hongjie Dai, J.G. Jackson, C.J. Wood y Michael Kenney, han conseguido producir hidrógeno y oxígeno a partir de agua de mar, de manera que se evita los altísimos costes de tener que producir agua purificada, la cual además serie totalmente insuficiente para abastecer las ciudades y el parque móvil mundial.
Los investigadores han usado para ello el proceso de electrolisis, mediante el cual se introducen dos electrodos en el agua que están conectados a una fuente de energía consiguiendo así separar el hidrógeno y el oxígeno. Para evitar la corrosión de los electrodos se usa agua pura, pero los investigadores han conseguido hacerlo con agua de mar evitando que la sal dañe los electrodos y merme así su durabilidad, al descubrir que podían cubrir el cátodo (polo negativo del electrodo) con capas de cargas negativas, consiguiendo además una duración de los electrodos de más de 1.000 horas frente a las 12 horas si no se usa dicha protección.
Pero este no ha sido lo único que ha conseguido este equipo de investigadores, y es que gracias a este recubrimiento también son capaces de aumenta la intensidad de la corriente en hasta 10 veces, algo importantísimo para producir hidrógeno de una manera más rápida y eficaz. Además, y de regalo, han ideado también un dispositivo que utiliza la energía solar para la producción de hidrógeno mediante este proceso, e incluso se podría también trasladar al uso de energía eólica.
Los investigadores además no pondrán ningún impedimento para el desarrollo de este sistema a gran escala, y es que están totalmente decididos a ceder el diseño a los fabricantes de este combustible para poder hacerlo en masa, lo que abre sin duda un nuevo futuro a los vehículos de hidrógeno.