Volvemos a probar el Tesla Model S tras una primera toma de contacto sobre la nieve. En aquel entonces, el coche nos había dejado un buen sabor de boca, pero al ir equipado con neumáticos de invierno no pude hacerme una idea precisa de su comportamiento dinámico ni del nivel de su aislamiento sonoro en condiciones normales de uso. En esta nueva ocasión sobre todo quería experimentar si realmente el Model S es un coche que puede satisfacer a alguien que le guste conducir.
No hablamos aquí de si se puede viajar a cualquier lugar de la Península Ibérica al volante de uno de ellos. Como pude experimentar al realizar esta prueba es una movilidad posible pero que tiene ciertos límites, o como mínimo ciertos condicionantes ineludibles que contamos aquí. No, lo que quería experimentar a fondo era su comportamiento dinámico, su confort de marcha, su condición de objeto de lujo para saber si es una alternativa válida frente a las grandes berlinas premium europeas y asiáticas.
El Model S 100D de base es ya un coche potente y de altas prestaciones, por no hablar de la bestia del P 100D. El Model S 100D ofrece una potencia de 423 CV, 660 Nm de par motor disponibles en permanencia y es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,3 segundos.
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