Cuando compras un coche, puedes estar seguro que los fabricantes han realizado varias pruebas de impacto para que sepamos cómo reaccionará nuestro coche frente a golpes y otras pruebas que permiten descubrir el comportamiento de los coches frente a todas las situaciones a las que se puede enfrentar. Para ello, los fabricantes destrozan, literalmente, varios coches para saber exactamente qué tienen que cambiar para asegurar la integridad de los ocupantes. Pero si hablamos de un superdeportivo… ¿de verdad destrozan varios coches para conocer sus reacciones ante los golpes?
Desde luego, para un fabricante como Koenigsegg es inviable hacer eso. Pensemos en una berlina de unos 25.000 euros. Si el fabricante destroza unos diez coches para hacer estas pruebas, el coste sería de 250.000 euros, algo asumible en el presupuesto de desarrollo del modelo. Pero si hablamos de un superdeportivo, la cosa es bastante diferente. Basta con ver los precios de uno de estos modelos e incluso el tiempo de desarrollo de los mismos. Son cifras y periodos de tiempo increíblemente elevados, así que no es viable.
La producción de Koenigsegg es de unos 16-20 coches al año, así que no puede destrozar toda la producción de un año y dejarse en el proceso alrededor de 30 millones de euros. Para ello, se encargan de diseñar sus coches para conocer su comportamiento frente a los golpes y grandes choques a través de simulaciones generados por ordenador. Pero ese no el único modo de hacerlo.
Koenigsegg pone a prueba una unidad de cada modelo, la somete a las pruebas necesarias, pero, a diferencia de los fabricantes de coches más económicos, recuperan el coche, lo reparan y sustituyen las piezas estropeadas y lo vuelven a utilizar para la siguiente prueba. Técnicamente, es más complicado de realizar, ya que se utiliza una serie de elementos mecánicos que realizan las simulaciones de los golpes sobre el coche.
Pero los diseñadores de los coches de superlujo lo saben y diseñan cada modelo para poder realizar estas pruebas. Las simulaciones hechas en el ordenador se cotejan con las obtenidas en el propio modelo, así que cada vez se ajustan más y permiten que los ingenieros ajusten mejor esas simulaciones. Así ahorran millones de euros en cada prueba y consiguen que el superdeportivo sea todo lo seguro que exigen los compradores, que pagan millones de euros no solo para poder disfrutar de la velocidad que ofrecen estos coches, sino también de la seguridad que necesitan. En este vídeo puedes ver cómo realizan estas pruebas sobre un Koenisegg Regera. Y un aviso… no sufras, que luego lo recuperan.