Wayve es una startup británica nacida en 2017 y, tras dos años de trabajo, afirma que su sistema de conducción autónoma es el primero que ha completado un trayecto, no recorrido previamente, haciendo uso únicamente de inteligencia artificial, cámaras y un navegador GPS convencional. Es decir, sin sensores ni volcado de datos previo.
Su secreto es un software de aprendizaje automático que, según la firma, opera de forma similar al de las personas: «el vehículo aprende a conducir por experiencia, ejemplo y feedback, como un ser humano», explica Wayve.
Tras realizar test en entorno simulado, este sistema de conducción autónoma se ha puesto a prueba en entornos reales. Para ello, Wayve ha optado por las calles de Cambridge (Reino Unido), demostrando mediante un vídeo, que su tecnología puede acometer situaciones de tráfico complejas, como detenerse en intersecciones o ante un ceda al paso.
Y todo ello lo ha conseguido, según afirman, con únicamente 20 horas de entrenamiento simulado: «No le dijimos que condujera por la izquierda o que redujera la velocidad en las intersecciones con ceda al paso. Cada aspecto de su comportamiento se aprende de los patrones en los datos».
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Y aunque otros sistemas de conducción autónoma también son capaces de realizar maniobras de semejante índole, y disponen de sistemas de inteligencia artificial (IA) también basados en el aprendizaje, el de Wayve se distingue por su planteamiento.