El motor de arranque es un elemento imprescindible para que los coches actuales puedan funcionar. Es el encargado de iniciar el movimiento del motor de combustión convencional de la gran mayoría de los coches actuales, ya sean de gasolina, diésel, gas, alcohol…
Sin el motor de arranque todavía tendríamos que bajarnos del coche para accionar una manivela insertada en el frontal, como ocurría con los coches antiguos. Al fin y al cabo este tipo de motores eléctricos simplemente hace ese trabajo por nosotros permitiéndonos arrancar el motor con una llave o con un botón.
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El funcionamiento del motor de arranque
Los motores de combustión funcionan gracias a que se produce un movimiento cíclico en su interior. Tienen que tomar aire, comprimir de una mezcla de éste con combustible, detonarla para que su expansión mueva los pistones, expulsar el humo y volver a comprimir una nueva mezcla. Sin embargo, algo tiene que iniciar ese ciclo, porque no puede hacerlo por sí solo.
El motor de arranque funciona gracias a la electricidad, por lo que está conectado a la batería del coche para recibir los 12 V que le permiten girar. Al mismo tiempo, tiene otro cable que conecta un relé con el contacto del coche y que activamos al girar la llave.
En cuanto lo hacemos, el relé saca un piñón que tiene el motor de arranque (foto principal), para que haga girar el volante motor y empiece a moverlo todo. De esta forma el motor comenzará su ciclo de admisión, compresión, expansión y escape de gases impulsado por la electricidad.
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En cuanto el motor puede realizar este proceso por sí solo coge cierta velocidad y el piñón del motor de arranque vuelve su posición original, para no interferir en su funcionamiento. Un proceso que se suele hacer de forma automática