La llegada de los coches eléctricos supones un drástico cambio en lo que respecta a la manera de movernos, tanto por ciudad como por las carreteras. Se espera un fuerte aumento de este tipo de vehículos a lo largo de los próximos años, tanto por las expectativas de los conductores como por las normativas que se aplican en muchas ciudades para frenar la contaminación. Pero lo que se espera acerca de la proliferación de los coches eléctricos ha sufrido una modificación durante los últimos meses.
Si la fecha de la integración de forma masiva de los vehículos eléctricos lleva años situándose en el año 2022, ahora se ha corregido ligeramente la fecha en que será tan sencillo comprar un vehículo eléctrico como un coche con motor de combustión interna. Los expertos vaticinan que será a mediados de la próxima década cuando los avances tecnológicos permitan conseguir un coche eléctrico al mismo precio que uno tradicional con las mismas prestaciones.
El avance tecnológico, clave en el crecimiento de vehículos eléctricos
Pese a los muchos problemas con que se encuentran los vehículos eléctricos, la demanda de estos sigue creciendo. Los fabricantes se encuentran con dificultades como la falta de baterías y un coste elevado de producción, que repercute en el precio final y hace que los usuarios se lo piensen antes de comprar un coche eléctrico. Es coste más elevado se compensa con un gasto inferior en combustible, ya que la electricidad sigue siendo más económica que los combustibles fósiles. La factura del taller también se reduce, ya que al carecer de elementos móviles el mantenimiento es más sencillo.
Dentro de unos años, todos los avances conseguidos en materia de movilidad eléctrica permitirán que la fabricación del coche eléctrico, incluyendo las todavía caras baterías, se abaratará. De hecho, los costes de batería por kWh se han abaratado un 85% desde el año 2010 y esto seguirá sucediendo a lo largo de los próximos años. En poco tiempo, el coste de una batería será mucho más asequible para el consumidor medio y podremos acceder con mayor facilidad al coche eléctrico.
Las expectativas para los próximos 10 años son que los costes de producción y mantenimiento de los coches eléctricos bajen de manera considerable y sea a mitad de la década de los años 20 cuando estos tengan costos similares a los coches con motor de combustión interna. Y, en consecuencia, tanto el precio de venta como de mantenimiento serán mucho más asequibles y se igualarán.
La presencia de servicios de coches compartidos, que hoy existen en las grandes ciudades y que pronto se extenderán a ciudades de tamaño medio, favorecerá también la presencia de vehículos eléctricos en las calles. Un uso más popularizado también hará innecesario el uso de vehículos privados,por lo que se reducirá la necesidad de tener un vehículo particular. Para esto todavía camino que recorrer, pero la tendencia va aumentando en grandes ciudades y cada vez más usuarios optan por esta fórmula de movilidad.
En cifras, actualmente se venden dos millones de coches eléctricos al año. Para el año 2040 se espera que las ventas de estos se sitúe en 56 millones de unidades. Las ventas de coches ICE representan hoy 85 millones de unidades. Con la progresiva incorporación de vehículos eléctricos al parque móvil, esta cifra se reducirá hasta los 40 millones en 2040.
Todo son, claro, previsiones. Pero la presión de los gobiernos para avanzar en este sentido y la propia concienciación de los conductores hará que en muy poco tiempo cambie la forma en que nos movemos y comencemos a poder sustituir los combustibles fósiles por la más limpia, eficiente y económica electricidad como combustible para nuestros vehículos. ¿Será verdad que cambiaremos tan rápido de tendencia? Por suerte, falta poco para que podamos comprobarlo.