La muerte del futbolista José Antonio Reyes ha copado portadas de medios este fin de semana. Del ya habitual lodazal informativo en el que se convierte con facilidad cualquier suceso luctuoso, más aún cuando en ese suceso hay protagonistas que son personajes conocidos, podemos entresacar algunas ideas que, paradójicamente, pueden ser beneficiosas para todos los conductores. Y para la sociedad, en general.
El respeto a las víctimas, por encima de todo
Murió José Antonio Reyes, murió un primo suyo que viajaba en el vehículo y también quedó herido otro primo que le acompañaba. A bordo del vehículo viajaban esas tres personas, que fueron las primeras víctimas del siniestro vial.
Pero además de esas víctimas hay otras. En primer lugar, los familiares y los amigos de Reyes. En segundo lugar, otras víctimas de tráfico, que sufrieron en su día un siniestro y que con cada nuevo siniestro que cobra cuerpo mediático tienden a revivir su propio dolor, su propia pérdida.
Cuando alguien sufre un siniestro vial, se calcula que alrededor de la víctima hay un círculo compuesto por un centenar de personas que sufrirán de forma directa. Lo que no se suele calcular, porque resulta imposible, es cuántas personas más sufrirán, de forma indirecta, cuando los medios exprimen cada detalle del suceso.
Por ese motivo, lo primero que puede aportar la muerte de José Antonio Reyes es el recuerdo por el respeto que merecen las víctimas de tráfico. Todas y cada una de ellas.
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